La guerra en Ucrania alcanzó un nuevo nivel de peligro cuando Rusia lanzó, por primera vez, un misil balístico intercontinental (ICBM) hacia la ciudad de Dnipró, según informó el ejército ucraniano. El ataque, ocurrido durante la noche, dejó dos heridos y daños en un centro industrial y un centro de rehabilitación para personas con discapacidad.
El misil, lanzado desde la región de Astracán, al sur de Rusia, fue acompañado por otros ocho proyectiles, de los cuales seis fueron interceptados por las fuerzas de defensa ucranianas. Este lanzamiento ocurre solo dos días después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, firmara una nueva doctrina nuclear que reduce el umbral para el uso de arm4s nucleares.
El at4que es percibido como un mensaje directo de Moscú sobre su disposición a escalar el conflicto. Aunque los ICBM están diseñados para transportar ojivas nucleares y alcanzar objetivos a miles de kilómetros, su uso contra Ucrania subraya la creciente intensidad del conflicto.
A esto se suma la participación de tropas norcoreanas en apoyo a Rusia y el reciente cambio en la política de Estados Unidos, que ha permitido a Ucrania usar misil3s de mayor alcance en territorio ruso, como los HIMARS y los Storm Shadow de fabricación británica.
Rusia, por su parte, afirmó haber derribado misiles Storm Shadow y drones ucranianos, destacando las tensiones en la región. La nueva doctrina nuclear rusa permite una respuesta nuclear incluso ante ataques convencionales respaldados por potencias nucleares, aunque su redacción deja margen para interpretaciones.
El escenario actual pone en riesgo no solo a Ucrania, sino también a la estabilidad global, mientras el mundo observa con preocupación los próximos movimientos de Rusia y sus implicaciones en el conflicto con Occidente.