Lo que parecía una “broma” terminó en tragedia. Carlos Gurrola Arguijo, de 47 años y conocido cariñosamente como “Papayita”, perdió la v1d4 luego de que presuntamente sus compañeros de trabajo colocaran desengrasante en su bebida mientras laboraba en el área de limpieza de un centro comercial.
El trabajador ya había denunciado ser víctima de ac0so constante disfrazado de juegos pesados: le rob4ban su comida, le ponchaban las llantas de su bicicleta, le escondían el celular e incluso recibía am3n4zas.
El pasado 30 de agosto, al regresar de su hora de comida, tomó de su botella de electrolitos sin percatarse que había sido alterada. Horas más tarde presentó una intoxicación severa que lo llevó a ser hospitalizado en la Clínica 71 del IMSS, donde permaneció en estado crítico hasta que finalmente falleció este 18 de septiembre.
El caso ha causado indignación social. La Fiscalía General del Estado de Coahuila abrió una carpeta de investigación, solicitó los videos de seguridad del centro comercial y recabó declaraciones de testigos para deslindar responsabilidades.
La familia de Carlos exige justicia y señala que lo ocurrido no fueron simples bromas, sino un ac0so cruel y sistemático que terminó cobrando la v1d4 de un hombre trabajador.
La tragedia ha encendido un debate necesario: lo que para algunos puede ser motivo de risa, para otros es dolor, humillación y, como en este caso, una pérdida irreparable.