En medio de un clima político convulso, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado revuelo en redes sociales al declarar que ha convencido a Coca-Cola de volver a utilizar azúcar de caña en su fórmula original, reemplazando el jarabe de maíz de alta fructosa con el que actualmente se endulzan sus refrescos en el país. Sin embargo, la empresa no ha confirmado dicha afirmación.
“He estado hablando con Coca-Cola sobre el uso de azúcar de caña REAL en Coca-Cola en Estados Unidos, y han accedido a hacerlo”, publicó Trump en su red social Truth Social. “Este será un muy buen movimiento por parte de ellos. Ya lo veréis. ¡Es simplemente mejor!”, añadió, sin proporcionar más detalles sobre el supuesto acuerdo.
La declaración sorprendió a muchos, sobre todo porque Coca-Cola no ha emitido ninguna confirmación oficial sobre un cambio en su receta para el mercado estadounidense. En un breve comunicado, un portavoz de la compañía con sede en Atlanta agradeció el entusiasmo de Trump y se limitó a señalar que próximamente anunciarán “nuevas ofertas de productos”, sin especificar si esto incluye una reformulación con azúcar de caña.
El cambio, de concretarse, tendría implicaciones importantes para el sector agrícola estadounidense, particularmente para los productores de maíz, cuyo cultivo se utiliza ampliamente para producir el endulzante actual. John Bode, presidente y CEO de la Asociación de Refinadores de Maíz, criticó duramente la idea:
“Reemplazar el jarabe de maíz de alta fructosa con azúcar de caña costaría miles de empleos en la industria alimentaria, afectaría los ingresos agrícolas e impulsaría las importaciones de azúcar, todo sin beneficio nutricional alguno”, sostuvo.
Paradójicamente, Trump es conocido por su predilección por la Coca-Cola Light, que no contiene azúcar ni jarabe de maíz, sino aspartamo como edulcorante. El New York Times reportó en 2018 que el exmandatario bebía hasta una docena de latas de refresco al día, al punto de instalar un botón en su escritorio del Despacho Oval para que se lo sirvieran a demanda.
La relación entre Trump y Coca-Cola ha sido volátil. En 2012, el empresario criticó a la compañía en redes sociales por los efectos de los refrescos dietéticos en la salud, pero aseguró que seguiría consumiéndolos. A pesar de las tensiones, en una cena conmemorativa fue fotografiado recibiendo una botella de edición especial de Coca-Cola Light, lo que generó críticas por parte de sectores que condenaban su administración.
Coca-Cola fue una de las empresas que se distanció públicamente de Trump tras los disturbios en el Capitolio en 2021, calificando el asalto como “una ofensa a los ideales de la democracia estadounidense”. En respuesta, Trump instó a boicotear a la compañía junto con otras que condenaron su postura sobre las leyes electorales en Georgia.
Mientras tanto, la famosa receta original de Coca-Cola continúa siendo uno de los secretos mejor guardados del mundo corporativo. Aunque algunos ingredientes han sido filtrados a lo largo de los años, el corazón de la fórmula conocido como “7x” permanece resguardado en una cámara acorazada en Atlanta, símbolo del hermetismo de la marca frente a los rumores y las presiones externas.
Por ahora, no está claro si el gigante de los refrescos cederá realmente a las recomendaciones de Trump o si sus declaraciones forman parte de una estrategia política más amplia. Lo único seguro es que, como siempre, la burbuja mediática en torno a su figura sigue efervescente.