Cancún Q.Roo.- Esta mañana, un hombre de aproximadamente 30 años salió como todos los días: con sueño, con esperanza, con la necesidad en el bolsillo. Iba rumbo a ganarse la vida con las manos, con el cuerpo, con el sudor…Y terminó muri3nd0 c4lcin4d0, en plena vía pública, víctima de una d3sc4rga eléctrica por un cable de alta tensión abandonado sobre la calle.
Ocurrió en la delegación Alfredo V. Bonfil, Supermanzana 308, sobre la calle Francisco Villa. Eran las 8:00 a.m. cuando la tragedia estremeció a vecinos del lugar: el cu3rp0 hum3ant3, irreconocible, quedó t3ndido entre el pavimento, los cables y la indiferencia.
Se manejan dos versiones:
Una señala que iba caminando, quizá revisando su celular, cuando pisó el cable energizado.
Otra apunta a que realizaba trabajos en un poste tras una explosión de transformador horas antes.
Lo que ninguna versión cambia es el final: Mvrió solo. Murió trabajando. Mvrió por una negligencia que nadie quiere asumir.
Las autoridades llegaron después: Policía, Bomberos, SEMEFO, CFE… Todos actuando cuando ya no había nada que salvar. Técnicos cortaron el suministro eléctrico. Los vecinos ya habían cortado su esperanza.
El cable había estado ahí, tirado desde temprano. Nadie lo acordonó, nadie advirtió del peligro.
¿Y ahora? ¿Quién responde por la vida perdida? ¿Quién enfrenta a la familia para decirle que su ser querido ya no volverá? La víctima no ha sido identificada oficialmente. Pero su historia no es anónima: es la historia de miles que trabajan en lo invisible, en lo que nadie aplaude, en lo que pocos agradecen… hasta que falta.
Hoy ese hombre ya no está. Su cu3rpo quedó c4lcin4do.Su historia, si no se alza la voz, también lo será.
¿Qué vale la vida de un trabajador en este país? ¿Una promesa de investigación?¿Y mañana quién sigue?