Cancún, Q. Roo. — Cansado de ser ignorado por el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), el ciudadano quintanarroense Gustavo Che decidió dar un paso firme: presentó un juicio de amparo federal contra la institución por la omisión reiterada de atención médica, denunciando que se le ha condenado a vivir con dolor severo sin acceso a tratamiento ni diagnóstico oportuno.
El amparo fue oficialmente recibido el pasado 10 de junio de 2025 por el Juzgado Octavo de Distrito en el Estado de Quintana Roo, bajo el número 613/2025-III, según consta en el documento firmado por la secretaria Luz María García Bautista.
Gustavo Che fue operado en 2019 por una hernia discal severa (L4 y L5), luego de años de ser ignorado por el ISSSTE hasta que un especialista particular ordenó una resonancia que evidenció el daño. Hoy, seis años después, ha comenzado a experimentar síntomas idénticos: entumecimiento, hormigueo y dolor incapacitante.
A pesar de tener referencia médica urgente para un nuevo estudio, la respuesta del ISSSTE ha sido desoladora: le programaron una cita con más de un mes de espera y, al acudir puntualmente el pasado 4 de junio, ni siquiera apareció en el sistema. Al buscar ayuda con la coordinadora Fany Molina, la respuesta fue lapidaria:
En el escrito de amparo, el ciudadano acusa a las autoridades del ISSSTE de violar su derecho a la vida, la salud y la integridad física, por omitir estudios fundamentales como una nueva resonancia magnética, así como medicamentos y seguimiento clínico, a pesar de presentar síntomas alarmantes.
“Mi condición física empeora… no puedo estar sentado ni de pie por mucho tiempo. El dolor es severo, y siento que me voy a desvanecer”, expresa Gustavo Che en su declaración oficial.
El amparo no solo denuncia el trato indigno, sino una cadena de omisiones institucionales sistemáticas, que van desde la negación de estudios clínicos hasta la falta de medicamentos postoperatorios y la ausencia de citas médicas en tiempos prudentes.
Además de exigir atención inmediata, Gustavo Che solicita que se reconozca el daño causado por la negligencia acumulada y se le brinde atención médica de calidad, completa y oportuna, tal como lo establecen los estándares nacionales e internacionales de salud.
Este caso no solo revela una historia personal de sufrimiento físico y emocional, sino una muestra más de cómo el ISSSTE, lejos de proteger a sus derechohabientes, los expone al abandono institucional. Coordinadores que no asumen responsabilidades, sistemas que fallan una y otra vez, y pacientes que deben recurrir a juicios federales solo para ser atendidos.
“¿Cuántos años de padecimiento tienen que pasar para que el ISSSTE haga su trabajo?”, cuestionó Che, quien teme que su estado de salud se agrave al punto de volverse irreversible.
El juicio de amparo está en curso, pero lo que ya quedó expuesto es un sistema donde el dolor se ignora, la burocracia se impone y la dignidad se pierde en trámites sin fin.