La indignación social estalló tras el atroz 4s3sin4t0 de María Fernanda Benítez, una joven de apenas 17 años y con cuatro meses de embarazo, quien fue brut4lmente g0lp3ad4 y c3lcin4da por su pareja sentimental y una cómplice, según las investigaciones. En respuesta al crim3n, vecinos enfurecidos incendiaron la vivienda del principal sospechoso, identificado como Bernardo.
El cuerpo de María Fernanda fue localizado el pasado fin de semana en un terreno baldío, completamente c4lcin4d0 y con claros signos de vi0l3ncia física. La investigación de las autoridades apuntó de inmediato hacia su novio Bernardo, quien posteriormente se entregó a la policía, y a Mikhaela Chiara, una joven de 19 años y presunta amiga cercana del 4gr3sor, quien fue arrestada el martes.
La noticia provocó conmoción e ira en la comunidad. Ayer por la tarde, decenas de vecinos se congregaron frente a la casa del acusado y, entre gritos de justicia, lanzaron bombas molotov contra la vivienda, provocando un incendio de gran magnitud. Afortunadamente, no se reportaron h3ridos, ya que el inmueble se encontraba desocupado.
La fiscal del caso, Gladys Torales, confirmó que el crim3n fue premeditado. Gracias a un teléfono celular entregado voluntariamente por la madre de Bernardo, se accedió a conversaciones entre los implicados, en las que se evidencian intentos previos de interrumpir el embarazo de María Fernanda con métodos ilegales, y finalmente, la planificación detallada de su as3sin4t0.
En los mensajes, Mikhaela habría instruido a Bernardo sobre cómo acabar con la vid4 de María Fernanda sin dejar rastros, incluyendo sugerencias como inyecciones de aire y enterramiento del cu3rpo. Al no lograr que la víctima abortara voluntariamente, ambos comenzaron a organizar su mu3rt3.
Justicia y presión social
El caso ha generado una fuerte presión pública para que se castigue con todo el peso de la ley a los responsables. Organizaciones f3min1stas, colectivos de derechos humanos y ciudadanos en general han exigido justicia inmediata, y que se investigue también si hubo cómplices o encubrimiento por parte de terceros.
Las autoridades continúan recabando pruebas, mientras María Fernanda y su bebé no nacido se convierten en un símbolo de la vi0lencia de género que aún persiste en América Latina.