El Chile Max, conocido como el “chiquito pero sabroso”, es un tesoro de la gastronomía yucateca. Crece de forma silvestre en la península de Yucatán, así como en Campeche, Quintana Roo y Chiapas. Su picor, hasta ocho veces más intenso que el del jalapeño, se combina con un sabor único que recuerda a notas cítricas, almendradas y ahumadas, convirtiéndolo en un ingrediente indispensable para realzar platillos tradicionales.
La naturaleza también cumple su papel en su reproducción: aves como el xtakay y el cenzontle dispersan sus semillas después de consumirlo, garantizando que este chile siga floreciendo en la región.
El “Chile Max” no solo es un símbolo de sabor, sino también de identidad cultural y biodiversidad.