En Felipe Carrillo Puerto, Q. Roo, un hombre creyó que podía entrar a una escuela y “tomar prestado” dinero y celulares sin problemas, al estilo Don Ramón entrando al salón: con confianza y un poco de descaro. Pero lo que no esperaba era que los alumnos ya se conocían… ¡y estaban listos para su propia versión de misión imposible!
Mientras él revisaba mochilas, los estudiantes se organizaron como un escuadrón de detectives improvisados: unos corrían, otros gritaban alertas y hasta hubo quien usó su mochila como “radar portátil” para localizar el botín perdido. Entre carreras, tropiezos y estrategias de película, lograron que el hombre dejara caer parte de lo robado, demostrando que la creatividad estudiantil no tiene límites.
Cuando las autoridades llegaron, los alumnos ya tenían todo bajo control: descripción completa del sospechoso, ruta de escape y parte de las pertenencias recuperadas. Lo que comenzó como un día normal de clases terminó como un episodio de aventuras digno de caricatura.
Y aunque los estudiantes se llevaron los aplausos del día, los taxistas del Sindicato “General Francisco May” y la Policía Municipal también merecen su crédito: gracias a su apoyo, el sospechoso fue detenido formalmente y la escuela volvió a la calma.
En Carrillo Puerto, quedó claro: no hay Don Ramón que se atreva cuando los alumnos se conocen, están unidos… y saben pedir refuerzos.