¿Te acuerdas cuando los vecinos salían a limpiar el frente de sus casas, a chapear el parque, y al terminar armaban la taquiza de cochinita? No era solo trabajo: era convivencia, orgullo de comunidad, unión verdadera. Con el paso del tiempo, ese espíritu pareció ya no estar, no por falta de ganas, sino por las exigencias de una sociedad cada vez más acelerada.
Muchos líderes comunitarios emigraron en busca de oportunidades. Otros, atrapados en horarios laborales complicados, ya no pudieron reunirse con sus vecinos como antes. Y el poco tiempo libre, con justa razón, se le dedica a la familia.
Pero algo está renaciendo. Ayer sábado desde las 7:00 a.m., los hermanos Caamal amigos de la comunidad y creyentes de la acción ciudadana junto al vivero Chac Mool y vecinos de la colonia Emiliano Zapata I, afilaron machetes, llevaron barreras y limpiaron buena parte del parque.
Esta fue la segunda jornada de reforestación y limpieza, siendo la colonia Constituyentes la primera en sumarse a esta iniciativa ciudadana. Entre ambas actividades ya se han sembrado 50 plantas, con la visión firme de verlas convertirse algún día en árboles que brinden sombra, vida y orgullo a futuras generaciones.
Este esfuerzo es un proyecto en crecimiento, una semilla sembrada con la esperanza de que algún día esos arbustos se conviertan en árboles frondosos que den sombra a futuras generaciones. Algunos dirán que es tiempo perdido, pero quienes participan saben que están apostándole al bienestar colectivo.
Cada persona que se suma, cada planta que florece, es un recordatorio de que lo que realmente transforma a una comunidad no es el discurso, sino el ejemplo.
Hoy más que nunca, rescatar las faenas es rescatar la esperanza.