Tulum amaneció con una amarga noticia este miércoles. Un trabajador de la construcción, uno de esos hombres que desde el anonimato forjan día a día el crecimiento de esa ciudad, resultó gr4v3ment3 h3rid0 tras c4er desde el segundo piso de una obra en construcción en el desarrollo habitacional Zamaya, ubicado cerca de la colonia Marites.
Según testigos, el hombre cuyo nombre no ha sido revelado realizaba sus labores habituales cuando, por causas aún no esclarecidas, perdió el equilibrio y c4yó al vacío, imp4ct4nd0 vi0l3nt4m3nte contra el su3lo. La escena fue d3sg4rr4d0ra. Sus compañeros de trabajo, muchos de ellos también padres, hermanos o hijos, corrieron en su auxilio entre gritos y desesperación.
Paramédicos acudieron rápidamente al lugar y trasladaron al lesionado en estado crítico a un hospital. Su pronóstico es reservado.
Este suceso no solo sacude a su familia y a quienes lo conocen, sino que también pone sobre la mesa una dolorosa realidad: los obreros que construyen hoteles, residencias de lujo y complejos turísticos en Tulum emblemas del desarrollo muchas veces lo hacen sin las condiciones de seguridad necesarias, arriesgando la vida por un jornal.
Hoy, la tragedia de este trabajador nos recuerda que detrás de cada edificio moderno hay manos humildes y cuerpos expuestos, que el progreso no debería cobrar vidas ni dejar historias rotas entre el concreto.
Mientras él lucha por sobrevivir, la ciudad debe preguntarse: ¿quién vela por quienes construyen nuestro destino?