Por Jesús Caamal
El reciente relevo en la dirigencia de la UNTRAC en Felipe Carrillo Puerto no es simplemente un proceso interno más. Tampoco responde únicamente al hartazgo de sus agremiados. El trasfondo es más profundo: el respaldo político ha sido determinante.
Durante la toma de protesta de Edwin Alfaro Chan —mejor conocido como La Tripa—, no sólo desfilaron los miembros del sindicato, celebrando su triunfo. Ahí estuvo presente Cristina Torres Gómez, secretaria de Gobierno, en representación de la gobernadora Mara Lezama, así como la presidenta municipal Mary Hernández, junto a otros funcionarios de alto rango. El mensaje fue claro: Alfaro Chan no llega solo, llega con el aval del poder.
Este espaldarazo simboliza el inicio de una etapa de reconstrucción interna para un sindicato que, desde 2009, venía arrastrando un rezago derivado de intereses personales bajo el mando de Fausto Ek, según lo que manifestaron muchos inconformes. Y como ha ocurrido en otros sindicatos del Estado, no alinearse con los nuevos tiempos tiene un costo… y puede ser alto.
Pero también hay una lectura externa: este cambio encaja dentro de una estrategia de alianzas políticas. La UNTRAC se refresca, se fortalece y se posiciona como un nuevo actor con apoyo estatal, listo para ondear su bandera cuando llegue el momento. Con ello, seguramente ganará protagonismo en el ámbito del transporte local y en proyectos clave de movilidad.
El panorama se torna interesante: ahora existen dos agrupaciones que históricamente han disputado el control del pasaje. El Sindicato General Francisco May, liderado por Mario Aguilar Ramírez, ha demostrado habilidad para moverse por los intereses de los suyos. Pero ahora tendrá que afinar aún más su estrategia, porque enfrente tiene a un líder recién llegado, al que no sólo aplaudieron… ¡le alzaron la mano en señal de victoria!
La lectura política es clara: se avecinan movimientos, alianzas y posibles reconfiguraciones del poder local en el transporte. Así que quienes están en juego, deben ponerse las pilas. No hay margen para la comodidad.
Yo sólo hago la suma básica: esto más esto, nos da esto. Si le agregamos aquello, el resultado podría ser muy distinto. No me crean, démosle tiempo al tiempo… y ya hablaremos.
Mientras tanto, su servidor —el hermano menor de los Caamales— se toma un trago de agua fría, para calmar el calor que deja este panorama.
Nos leemos en la próxima…