Ciudad del Vaticano / Lima, Perú.— El cardenal Robert Prevost, recientemente nombrado Papa León XIV y una de las figuras más influyentes del Vaticano, enfrenta grav3s señalamientos por su presunta omisión y encubrimiento en casos de abvso s3xu4l ocurridos en Perú hace más de una década.
De acuerdo con el programa de investigación periodística Cuarto Poder, tres mujeres lo acusan de haber archivado denuncias de abso cuando era obispo de la diócesis de Chiclayo, en el norte del país. Una de las denunciantes, Ana María Quispe, relató que fue víct1mada a los 9 años por el sacerdote Ricardo Yesquén. Otra mujer, quien prefirió mantenerse en el anonimato, señaló al cura Eleuterio Vásquez Gonzales como su agr3s0r.
Ambos casos fueron presentados directamente a Prevost, quien presuntamente decidió no iniciar un proceso firme dentro de la Iglesia, optando en su lugar por trasladar a los sacerdotes a otras comunidades.
Pese a la gr4v3dad de los hechos —y a que en el fuero canónico estos delitos no prescriben—, las denunciantes no contaron con la asistencia de un abogado canónico que pudiera representarlas ante el Vaticano. Las autoridades eclesiásticas de Chiclayo indicaron que los casos fueron remitidos a la Santa Sede, pero que en el ámbito civil fueron cerrados por “prescripción y falta de pruebas”.
Este nuevo señalamiento revive el recuerdo del caso del Sodalicio de Vida Cristiana, una organización religiosa peruana acusada en 2015 de múltiples 4bus0s por sus propios fundadores. En ese entonces, el Vaticano intervino y exigió prisión preventiva para Luis Fernando Figari, líder de dicha comunidad.
La situación actual con Prevost ha reabierto el debate sobre los mecanismos de justicia dentro de la Iglesia católica, donde muchas veces, según especialistas y víctimas, se prioriza la protección institucional por encima del bienestar de las víctimas.
Hasta el momento, el Vaticano no ha emitido una declaración oficial al respecto.