Felipe Carrillo Puerto, Q. Roo. – La noche avanzaba con tranquilidad en la colonia Emiliano Zapata II cuando, de repente, una llamada de auxilio interrumpió la rutina de los elementos del Heroico Cuerpo de Bomberos. Eran las 22:40 horas del domingo 16 de febrero de 2025, y en una casa ubicada en la calle 82, entre 83 y 85, un visitante inesperado había causado alarma entre los habitantes: un puercoespín salvaje.
A bordo del Carro Extinguidora, los bomberos se dirigieron al domicilio, sin saber con certeza el tamaño del desafío que enfrentarían. Al llegar, encontraron a la familia resguardada en el interior de la vivienda, observando con cautela al intruso, que, con el pelaje erizado y las espinas listas para defenderse, se mantenía en alerta ante cualquier movimiento brusco.
La labor no era sencilla. Cualquier error podía provocar que el animal se sintiera amenazado y lanzara sus afiladas púas, lo que representaba un riesgo tanto para los rescatistas como para los habitantes del hogar. Con paciencia y precisión, los bomberos desplegaron maniobras para acorralarlo sin causarle daño. Poco a poco, lograron asegurarlo dentro de un huacal de plástico, un procedimiento esencial para su resguardo y traslado seguro.
El silencio expectante de la familia se rompió con un suspiro de alivio cuando el puercoespín quedó finalmente asegurado. A pesar del susto, el animal no sufrió lesiones y estaba listo para regresar a su hábitat natural. Con cuidado, los bomberos lo transportaron hasta una zona segura, alejada de la urbanización, donde finalmente fue liberado en su entorno, lejos del bullicio de la ciudad y los peligros que conlleva el contacto con los humanos.
La operación concluyó con éxito, dejando una anécdota que, sin duda, la familia no olvidará. La rápida acción de los bomberos evitó una situación de riesgo mayor y permitió que el pequeño habitante del monte regresara a su hogar. Una noche inusual, un rescate inesperado y una historia más para contar en Felipe Carrillo Puerto.