El arte del bordado yucateco, en particular la técnica conocida como Xokbil Chuuy o punto de cruz, ha sido oficialmente reconocido como Patrimonio Cultural Intangible de Yucatán.
En la comunidad maya de San José Oriente, ubicada en el municipio de Hoctún, el bordado es más que una habilidad artesanal: es una arraigada tradición y un símbolo de identidad local.
Las mujeres de esta comunidad se dedican con devoción al bordado, luciendo con orgullo la vestimenta tradicional que lleva consigo este arte.
En la escuela indígena K’aan Lool, cuyo nombre en lengua maya significa “Flor Amarilla”, se ha emprendido una iniciativa única para preservar la cultura y la identidad maya: la creación de libros bordados utilizando la ancestral técnica del punto de cruz.
Angel May, director y maestro de la escuela, se inspiró en el trabajo cotidiano de las madres y mujeres de Yucatán para llevar a cabo este proyecto innovador.
“Me pregunté, ¿qué hacen las mamás a diario? Costuran, hacen punto de cruz… Así que decidí pedirles que diseñaran el contenido de unos libros”, explicó May.
Los libros bordados contienen una variedad de ilustraciones, desde letras y colores hasta representaciones de animales e incluso recreaciones de la famosa noche estrellada de Van Gogh. Estas creaciones, elaboradas por madres e hijos, buscan fomentar el orgullo por las raíces culturales, preservar la identidad y promover el bordado maya, ahora reconocido como parte integral del patrimonio cultural intangible del estado.
Aunque existen diversas técnicas de bordado, entre las más utilizadas se encuentran el punto de cruz, el satín y el chuy cab.
El arte del bordado en Yucatán tiene profundas raíces históricas que se remontan a la época prehispánica. Vestigios de esta práctica ancestral han sido encontrados en importantes zonas arqueológicas como Chichén Itzá, demostrando la continuidad de esta tradición a lo largo de generaciones.
Fuente UnoTv