Por Gabriela Cen/LaÚltimaNota
José Eduardo Poot Moo es un niño de cinco años de edad, vive con sus padres y sus dos hermanitos en una casa humilde en Felipe Carrillo Puerto, al igual que ellos, su infancia es muy difícil, por la carencia económica.
Infortunadamente, las condiciones precarias en las que se encuentran, no les permite tener una vida “normal” como cualquiera desearía, sus padres únicamente tienen lo mínimo para poder tener el sustento en su hogar y no les alcanza para poder comprarles algún juguetito para divertirse.
Ellos viven en una casita construida con bloques y piso de tierra, de aproximadamente cuatro por cinco metros de largo, donde todos duermen, a lo mucho tienen acceso a energía eléctrica y agua potable.
Al igual que ellos, en la zona maya hay más de mil 874 viviendas con las mismas condiciones, según el Consejo Estatal de Población (Coespo) en sus cifras más actuales.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en sus datos más actuales, Carrillo, es uno de los municipios con el mayor porcentaje en situación de pobreza y pobreza extrema, que alcanza al 35.3% y hasta el 79.5% de su población.

Los tres hermanos, José, Jesús y Joselín, viven esa realidad en cada 30 de abril, al igual que miles de niños se quedan sin ser festejados, la carencia económica no les permite a sus padres costear un pedacito de felicidad, un juguete, pues lo poco que ganan lo ocupan para lo indispensable.
Margarita Moo Can, madre de los niños, con tristeza narró que no les hacen fiesta, en la medida de sus posibilidades les compran un juguetito, pero de tanto uso se terminan echando a perder, a veces solo juegan con lo que tienen a su alrededor y una pelotita que les queda.
“Quisiera darles lo mejor a mis hijos, que no les haga falta nada y que tengan una infancia como cualquiera, pero lamentablemente nuestra situación no lo permite y con lo poco o mucho que les damos tratamos de que sean felices”.
Sus padres de José viven de trabajitos que realizan, chapeos, albañilería y lavado de ropa, para poder cubrir lo indispensable.
Para las cientos de familias en condición de pobreza que hay en el municipio, el 30 de abril pasa como un día desapercibido y normal, pues no tienen la forma de como poder celebrarlo, sólo obtienen alguna sonrisa, a través de asociaciones e instituciones, que a veces realizan actividades altruistas.